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La quinta disciplina


Los sistemas en la empresa (y en la vida real)

El libro está repleto de ejemplos muy clarificadores.  En realidad son el eje vertebrador de los capítulos.  Aunque estos ejemplos están muy centrados en las organizaciones, también hay ejemplos de la vida cotidiana.  No en vano el autor incluye un apartado en el que habla de la conciliación de la vida profesional y la familiar, comentando la aplicación del análisis de sistemas a los niños.

Un ejemplo que el autor expone al principio del libro para entender la perspectiva sistémica es el de una cadena de venta y distribución de bebidas.  En una práctica que realiza en sus sesiones de formación, el autor asigna distintos roles a varios participantes: uno actúa como fabricante, otro como distribuidor y otro como vendedor.  Las peticiones de bebida y las entregas al siguiente nivel se separan por "turnos".

El proceso demuestra comprobar cómo afectan a la cadena de distribución los cambios abruptos de demanda en la tienda.  En general su experiencia indica que la demanda de bebidas excede las cantidades necesarias, el almacén de la tienda queda saturado y todos salen perdiendo.  Todo ello debido a que ante un aumento inesperado de la demanda, incrementa la cantidad solicitada de bebida al proveedor.

El resto es cuestión de inercia del sistema: el sistema empresarial es mucho más complejo e ineficiente de lo que las teorías clásicas de gestión empresarial plantean. Es por eso que Senge propone un cambio de visión hacia el pensamiento sistémico.

Algunos de los motivos por los que el autor recomienda el pensamiento sistémico son:

  • La estructura del propio sistema influye sobre la conducta.
  • La estructura de los sistemas humanos es sutil.
  • El equilibrio del sistema (que denomina punto de apalancamiento) se descubre aplicando nuevas formas de pensar.

Las leyes del pensamiento sistémico

Tras estos motivos, el autor enumera una serie de leyes del pensamiento sistémico:

  • Los problemas de hoy derivan de las soluciones de ayer.
  • Cuanto más se presiona, más presiona el sistema: forzar la situación tiene un efecto rebote.
  • La conducta mejora antes de empeorar: como las bombillas que, antes de fundirse, lucen más intensamente.
  • El camino fácil nos lleva al mismo lugar.
  • La cura puede ser peor que la enfermedad.
  • Lo más rápido es lo más lento.
  • En los sistemas, la causa y el efecto no están próximos en el espacio ni en el tiempo.
  • Los pequeños cambios pueden dar mejores resultados, pero las zonas de mayor apalancamiento (puntos de equilibrio en el sistema) a menudo no son obvias.
  • Se pueden obtener dos metas aparentemente contradictorias.
  • Dividir un elefante por la mitad no genera dos elefantes.
  • No hay culpa.

Esto es sólo el principio del libro, una introducción sobre lo que se desarrolla en el resto.  El autor expone con claridad cualquiera de las afirmaciones anteriores.  Por lo que apelo a la lectura ante cualquier escepticismo.  El resto del libro no decepciona.


Algo más que decir

Aunque el autor lo menciona en algunos pasajes, el análisis de sistemas y la simulación son metodologías muy relacionadas cuando se aborda un entorno desconocido.  De hecho la simulación es una herramienta poderosa si se basa en datos fiables y objetividad.

El autor no se cansa de insistir en que los cambios instintivos fruto de la adrenalina y la opción fácil no acostumbran a ser buenos consejeros.  Nuestra mente está acostumbrada a las reacciones instintivas, algo necesario para sobrevivir, pero ineficiente al contemplar la complejidad de un sistema (sea un empresa, o una familia).

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