A blog about data, information and Tech by Mario Alberich

        

Cosas reaprendidas en un mes y medio


La regla del tr3s

Algunos aprendizajes tienen su clave de humor, y este es el caso de esta regal del "tres". La cuestión es que cuando se trabaja mucho y se tiene en mente muchas cosas, es importante saber cuándo es el límite. En el tratamiento de la información, es importante hacer una tarea hecha con buenas condiciones mentales.

La regla del tr3s dice algo muy sencillo: "si estás tratando de poner un tr3s en minúsculas, ya es hora de dormir".

Otra forma más seria de lo anterior es un comentario que hizo Norbert Bilbeny en el libro "Papers contra la cinta magnètica": en las épocas complejas lo importante es comer a las horas, descansar lo adecuado y no preocuparse por cuestiones metafísicas.

No hay que exigirse más de lo aceptable, por lo que en los momentos con falta de concentración, la clave es tan simple como descansar, charlar de otros temas con los que están cerca, o hacer algo que exija poca concentración mental. Si de ahí se cae dormido, es porque era inevitable.


El entorno y el ambiente

En las épocas complicadas la concentración en los temas claves absorbe la atención casi a tiempo completo. Si estamos hablando de la economía de la atención, en esas épocas cometemos el error de no diversificar.

La principal consecuencia de no diversificar es lo que en términos populares sucede cuando "se ponen todos los huevos en un mismo cesto": cuando los proyectos entran en fases poco gratificantes o directamente frustrantes, no tenemos alternativas para regenerar nuestros ánimos, y llega el bloqueo.

La solución a esto es tener un ambiente bueno para el trabajo pero con alternativas para descansar. Nada de trabajar en la cama ni leer informes a la hora de comer.

También el entorno directo de trabajo debe estar delimitado dentro del espacio. Este espacio delimitado debe disponer de buenas comodidades pero con un buen grado de funcionalidad. Debe disponer de lo necesario para archivar, guardar o eliminar la información según convenga. Todo lo que no es pertinente a la tarea actual la entorpece. Por lo tanto, vale la pena hacer paradas de cinco o diez minutos para hacer reordenaciones parciales.

Si dentro del entorno hay personas queridas, es importante pactar horarios, tareas y objetivos conjuntos. Esas personas queridas que forman parte del entorno personal no pueden verse afectadas por nuestras preocupaciones, aunque es importante que las entiendan. A todos nos gusta que en momentos de bloqueo alguien nos aparezca con un zumito de fruta o un café cargado. Eso dice mucho de quienes nos rodean: reconocen el esfuerzo pero por encima de todo nos ayudan. Hacer lo propio es darse cuenta que hay algo más allá de lo urgente: lo importante.

Es por eso que, en la línea del mejor ecologista posible (porque esto también es ecología), creo que es clave preservar dentro de unos niveles aceptables el entorno y el ambiente de trabajo.


Medios y herramientas

Ante la falta de tiempo, las herramientas son clave: el cuerpo y la mente ganan en extensión, mientras que la atención y la memoria se utilizan en lo necesario.

Una de las herramientas que he aprendido a utilizar más en esta temporada es la lista de tareas. Dentro de Linux y más en concreto KDE, estoy utilizando la suite de gestión de información personal Kontact, que no es más que la integración de correo, calendario, lista de contactos, tareas pendientes, etc. Simplemente genial.

A pesar de los intentos, el intento de integración con el teléfono móvil ha sido infructuoso, por lo que de momento me puedo limitar a sistemas de sincronización entre equipos, como rsync y derivados. En los momentos que uno tiene reuniones doquier y debe tener organizada su agenda, se entiende el concepto de la movilidad: porque uno mismo es móvil, la información también lo debe ser.

Paralelamente a lo anterior, otra de las cosas que he aprendido es que la productividad de un portatil es por lo menos un 30% inferior a la de un ordenador de sobremesa. No es una cuestión de potencia, sino de interficie: cuando uno se acostumbra a un teclado estándar, y a una pantalla grande y un ratón adecuado en tamaño a la propia mano, se da cuenta de cómo cambian las cosas al trabajar en un portátil.

Es por eso que he limitado el uso del portátil para las presentaciones o las tareas con poca actividad operativa. Para el resto de ocasiones en las que no puedo trabajar con mi PC de sobremesa, mejor un portátil que nada. Desde luego hay ocasiones en las que un móvil o un portátil son suficientes: consultar el correo, lista de tareas pendientes, comunicaciones rápidas, etc. Pero en el resto de casos, escojo un ordenador de sobremesa.


Parar, revisar, rumiar, pensar

Javier Leiva ya hizo su comentario hace poco: pensar es importante. Hacer y actuar también lo es, en realidad es un 90% del éxito según la máxima.

Entre pensar y actuar no hay una relación de lucha sino de equilibrio. No me atraen las personas que sólo piensan, como tampoco las que sólo actúan. Lo hagan bien o mal, dejan algo en el camino.

Como decía antes, cada cosa en su momento. Un profesional de la jardinería me lo resumió de una forma mucho más clara de lo que lo hacen la mayoría de libros de management. Se refería al hecho de dirigir equipos de trabajo, pero es algo extensible a la gestión en general: "si estás trabajando la tierra, miras hacia abajo, con lo que no puedes ver lo que pasa a tu alrededor".

Y es que pensar es una actividad estimulante, pero esencialmente incompleta: nuestro pensamiento trata de reconocer nuestro lugar en el mundo, y la forma como podemos mejorar ese lugar. Lo primero se consigue sólo pensando y procesando información, mientras que lo segundo se basa principalmente en actuar sobre unos objetivos definidos.

Un ejemplo claro en el mundo del desarrollo es la diferencia entre el programador y el desarrollador. Todos los que hemos trabajado en el desarrollo hemos tenido cerca verdaderos cracks: gente que está muy por encima de nuestras capacidades, para las cuales aprender un nuevo lenguaje de programación es como leer un nuevo diario. Sin embargo esta gente precisa de una guía para no perderse en disquisiciones bizantinas sobre la estructura de las clases o la programación de excepciones.

Son programadores, gente técnicamente excelente que no sabe ni quiere saber nada sobre las reglas de negocio que paradójicamente permitirán ingresar el dinero necesario para pagar su sueldo. Este perfil profesional requiere de un entorno de trabajo dedicado estrictamente a hacer, con las reglas claras y un cierto grado de libertad para seguir demostrando que saben hacerlo. Pero los objetivos de negocio deben llegarle masticados.

Al respecto de pensar he leído algunas referencias interesantes, especialmente en lo referente a gestión de proyectos. En Navegápolis comentan la relación entre programas y las dietas sanas: mantener los programas sanos y delgados es una cuestión de futuro y no de presente. Por otro lado, conocer las razones por las que falla un proyecto es clave para corregir desviaciones.

He puesto muchos ejemplos en el área de tecnología pero seguro que hay en todas partes.


Conclusiones

Con la calma que da estar redactando este post uno se da cuenta de lo vivido últimamente. Son épocas en las que uno crece, pero no se da cuenta hasta el final. En este caso el espejo son los resultados que los clientes ven, y también los que no se ven.

Los comentarios vertidos hasta aquí son humildes opiniones, aunque hayan podido parecer lo contrario. Otras personas reaprenderán, y de aquí lo inútil de este post. Creo que es importante escribirlo porque es una de las funciones que le doy a este blog: disponer de un sentido de la perspectiva. Después de tanto tiempo sin escribir de forma regular, creo que es de justicia destilar y plasmar lo vivido.

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